domingo, 26 de julio de 2015

Al ladrón que logró abrir mi mochila:

Sr. ladrón, si ha logrado Ud. la proeza de abrir el cierre de mi mochila sin que yo me diera cuenta, tome algunas indicaciones que facilitará el objetivo de su trabajo, pues debo confesar que me ha sorprendido y merece todo mi respeto por ser tan hábil en su empresa.

Una vez abierto la mochila tenga presente las siguientes instrucciones:
  1. Quitar de en medio la botella de agua mineral o el tomatodo que se asoma como si tuviera vida.
  2. Luego se topará con un fólfer lleno de separatas... Póngalo a un costado. (por favor, no desordenar que bastante tengo conmigo)
  3. Al llegar a la chompa mal doblada (que llevo por si  me de frío en las noches) solo pase de frente y no se complique.
  4. Tal vez sienta una toalla de rostro entre el fólfer y el cuaderno espiralado (la llevo siempre porque no me gusta secarme con papel higiénico)... Póngalo a un costado
  5. Después de todo eso, llegará al fondo de la mochila y deberá de palpar entre llaves, lapiceros, vouchers, boletos y monedas de veinte céntimos que arrojo de vez en cuando. Solo después de eso se encontrará con mi billetera, que es lo único de valor que llevo en la mochila (dinero, carné de medio pasaje, tanto de la universidad como el metropolitano, tarjeta de crédito, DNI, más vouchers, recibos de la tintorería, tarjeta cineplanet, fotos de mi madre y un poema escrito a mano que siempre me leo).

Nota: no se garantiza el objetivo esperado, pues ni yo mismo encuentro mi billetera cuando más lo necesito (o sea, al ingreso de mi universidad, a la hora de mostrar el carné).


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