martes, 3 de febrero de 2015

En algún lugar sobre el Arcoiris


                                                  “Si no tienes defectos, entonces ganarás mi amor" (Alanis morissette)

Uno de los mejores cursos generales que he llevado hasta ahora en la universidad se llama Expresión corporal. Fue un curso de primer ciclo y recuerdo que al principio no me gustaba. Primero, porque tocaba los días sábados; segundo, porque exigía usar polo blanco y; tercero, porque era prácticamente educación física soft. No es que haya sido uno de los mejores cursos porque me gustará en sí su metodología; sino porque dentro del él, hicimos un proyecto social en una institución estatal para niños del Inabif (Hogar Arcoiris). 

Fue entonces que se decidió que los días de talleres en el hogar Arcoiris serían los domingos. Llegó el día, formamos grupos de cinco o seis y nos asignaron un niño  a cada alumno (a veces dos, a veces tres). Los domingos a las tres de la tarde llegábamos nosotros con todo el entusiasmo y los materiales para los talleres de pintura, manualidades, de baile y de teatro. Yo estaba en el grupo de pintura y fue ahí que lo conocí...
Lo vi dibujando con su sonrisa, con sus ojos y con sus manos a un hipopótamo, un árbol, una jirafa, un pingüino y un león; y se quedó conmigo todo ese tiempo, me reconoció y me regaló su amistad todos los domingos su vida.
Le puse un veinte grandote de nota porque se lo merecía, le pondría -si hubiera- el último de los números para que sepa que lo hizo perfecto, pues todos los domingos en los que iba a verle llevaba conmigo mi corazón para regalárselo a cambio de su hermosa sonrisa y con la condición de que sea feliz para siempre.
Y lo empecé a tratar más, tenía unos ojos preciosos, marrones y tristes; tristes en una forma hermosa. Tenía una sonrisa que atrapa, que llama la atención, que cautiva y que opaca a sus ojos. Tal vez por eso nos quedamos hasta el último juntos. Nos miramos y nos reconocimos en ese espejo. Yo también los tengo. Te diste cuenta, ¿verdad?
No, no te he olvidado. Todos los días al regresar a mi casa, mientas me encuentro en el carro y me pongo los audífonos y escucho esa canción, te recuerdo. Te recuerdo y me calmo. Mi querido amiguito, eres perfecto.







2 comentarios:

  1. Existen momentos que no olvidaremos nunca, hermoso recuerdo amigo mío sobre el curso de Expresión Corporal, y aún más bello el vínculo que hiciste con este pequeño niño, la verdad es que es cierto, tiene una hermosa sonrisa y unos ojos tristes, si son como los tuyos... no podría decirlo.

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  2. Sí, recuerdo que cada domingo que iba, le llevaba un muñequito y se lo daba a escondidas para que los otros niños no se pongan celosos. Me hubiera gustado llevarles a cada uno, pero no podía. Gracias por leerme, amiga mía :)

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