domingo, 1 de febrero de 2015

Tres dulces tunas


Me gusta la tuna. A veces la compro cuando estoy llegando a la universidad. La señora que las vende, te pela cuatro al instante por un sol y te las llevas en una bolsita. Yo solo una vez he lidiado con las espinas que tiene y son muy incomodas, por eso es raro que yo mismo compre del mercado y me pele una. En mi casa mi madre viene comprándolas seguidas y me ha invitado muchas veces. Esto obviamente con el amor de toda madre que te da la fruta lista para comerla.



Pero el sábado en la noche cuando todos dormían y yo me la pasaba viendo algunos making de video de bandas que me gustan (Me gusta mucho ver cómo se hacen los videos. Sobre todo los que son graciosos.) En fin, mientras estaba en la laptop fui a la cocina a ver qué había para comer y vi las tunas en la canasta y al instante recordé el rico sabor que tienen, así que me dispuse a pelar tres tunitas (como para no exagerar). Todo un drama. 

Soy muy creativo para lo que sea y al instante se me ocurrió agarrar un tenedor una tabla de picar, un plato donde colocarlo y un cuchillo para hincarle y hacerle los típicos cortes respectivos (cortar de un extremo, luego del otro para finalmente hacerle el tajo que te permitirá ver aquella fruta). Lo malo es que no es tan simple y tuve que añadir una cuchara para sacarla de la cáscara. Todo esto con mucho cuidado de no hincar en el lugar incorrecto para que no te comas la fruta con espinas.


Al terminar la tarea de pelarlas y sentirme satisfecho con los resultados, como es de imaginarse dejé en la mesa de la cocina un cuchillo y un tenedor ensangrentados una tabla de picar y una cuchara sucia. Todo esto por tres tunas. Y mientras me las como, y escribo este post siento una pequeña molestia en mi dedo índice derecho. Como si la espinita se burlara de mí.

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