lunes, 23 de marzo de 2015

Vacaciones en Nasca (2da parte): Una guitarra y un buen amigo.

Soy astigmático desde algunos años atrás y muchas veces no me doy cuenta de las personas que pasan por mi lado (en varias ocasiones me han saludado a lo lejos y he respondido cortésmente sin siquiera adivinar quién era); pero más que eso siempre he sido distraído. Las personas constantes no captan mi atención (tampoco es que quiera lo contrario). Sin embargo ver a algunas personas que rompen con lo cotidiano me abstrae. La guitarra en medio de tiendas de calzados, cadenas de farmacias y gente que viene y va es que algo para observar. Me puse los ojos que cuelgan de la camisa para momentos de atención y me di con la sorpresa de que, aquel que estaba sentado ensayando notas con su guitarra de cajón, era mi amigo Álex, compañero de estudios en San marcos.

Llevé con él tres o cuatro cursos en la facultad y hemos conversado muchas veces en estos tres años de estudio. Él tiene a toda su familia en Nasca a la cual vuelve cada vacaciones para ayudarlos con el negocio familiar. Yo lo sabía pero en lo último que pensaba en ese momento era en él (Solo tenía en mi mano la foto de mi madre y una melancolía que cambiaría al bajar) El taxi se detuvo por el semáforo y yo, al reconocer a mi compañero, me bajé de inmediato a saludarlo. La sorpresa fue mayor para él: Solo cabe decir que nos quedamos sentados charlando un par de horas en el negocio de sus padres, tocamos la guitarra y acordamos para los siguientes días. Caminatas por una plaza que tiene ese color antiguo de las fotos que están en los libros, piscina en la tarde en un polideportivo; Bukowski en su polo, películas para recomendar, música y adoquines de fruta: los mejores que he probado en mi vida. Antes de volver a lima, me despido de él y de su familia que tan amable me presenta. 

Buena suerte con tus planes, Álex. Nos vemos pronto.

Foto tomada del facebook sin su permiso

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