A José Lucana, con respeto y admiración.
Mi tío abuelo tiene 80 años; y lo conocí cuando su hermano -mi abuelo directo- falleció. Valentín era su nombre, era de esos arequipeños que cuando el orgullo arraigado se le metía en la cabeza por alguna seudoinjusticia se iba de la casa de mi madre a su casa de chosica. A la siguiente semana volvía como si nada hubiera pasado. Mi madre ya no le hacía mucho caso pues ya lo conocía muy bien: "ya se le pasará y volverá como siempre el viejo" -decía. Me contaba que él había sufrido mucho de joven (al menos esas historias eran las que siempre salían de su boca cada vez que tomaba), por eso era así. Ya lo entendía y las cosas no pasaban a mayor. Valentín Lucana falleció un febrero del 2008 y fue ahí que conocí a José Lucana, mi tío abuelo que reside en Nasca hace mucho años.
Cuando viajé por primera vez a Nasca, mi tío no me reconocía bien. Me presenté respetuosamente y conversamos mucho del pasado y algo del presente: de mis estudios, de sus investigaciones, de la familia, etc. La segunda vez que fui me hizo conocer su tan cuidado huerto alejado del centro de Nasca donde -cada vez que voy- me regala de la misma mata un racimo de uvas o varios mangos para comerlos al instante. En la tarde me lleva a los acueductos de la cultura Nasca; me explica detalladamente cual guía turístico y quedamos para los siguientes días. Es una agradable compañía.
La tercera vez que fui (2015) se había olvidado mi nombre, pero sí me reconocía (al menos cada año vamos haciendo el lazo más fuerte) solo lo vi un día y fue en su huerto, donde reside más tiempo para alejarse del bullicio del hotel. Nuevamente la bienvenida con racimos de uvas que están sabiamente envueltas en papel periódico para que ningún insecto las malogre; las enjuago en su lavadero muy bien ubicado al medio del huerto: Lúcuma, limones, mango, granadilla y uvas son los frutos que veo; nos sentamos y conversamos un rato. En la tarde la seguimos en un restaurante muy recomendable allá en Nasca: Limón & Sazón. Almorzamos un sudado de lenguado y disfrutamos de una tarde amena:
"Valentín y yo somos hermanos de padre mas no de madre, por eso no viví con él de niño. Yo conocí a mi hermano recién de joven. Lo busqué y empezamos a andar un buen tiempo, tenía 18 años aproximadamente. Lamentablemente nos separamos porque yo me vine a estudiar a Ica; y él se quedó cuidando a su madre que estaba un poco mal de salud. Años después nos volvimos a encontrar; él trabajaba en la fábrica Diamante y nuevamente estuvimos un tiempo juntos. Finalmente me fui y solo mantuvimos comunicación por carta. Hasta que supe que había fallecido" - José Lucana.