jueves, 3 de enero de 2013

Para mí con desprecio (fragmento)

(...) Y de pronto, le tomé de la mano y la llevé hacia la salida, sus amigas nos quedaron viendo sorprendidas, mientras ella sonreía yo estaba del color de los tomates. Ese minuto hacia la salida parecía una eternidad.

- Lo siento -le dije, mientras le soltaba la mano.
-Yo no hago estas cosas. Lo sabes.
-¿Entonces? -dijo
-¿Qué somos?
-(Silencio prolongado)

Al llegar a su paradero, nos pusimos frente a frente; me miró y sonrió. Pude verme en sus enormes ojos negros, ella estaba feliz y eso se me hacía feliz. La tomé de la cintura. Sonreímos. Nos abrazamos y preguntó nuevamente: “¿Qué somos?” “¿Por qué salimos hace más de un mes y ya te quiero?” “¿No es tan difícil responder eso?"

Yo intentaba decirle que la quería de la misma forma que ella lo hacía, que estaba dispuesto a intentarlo y que yo podría hacer que olvidara su pasado; pero no me salía nada y se me hacía un nudo de palabras en la garganta. Tal vez porque no la amaba.

Nos quedamos alrededor de una hora en el paradero. Conversamos de todo, nos reímos mucho, me mostró su alma de color violeta y sus miedos. Hasta que ya no supimos que decir… excepto:

-¿Nos vemos mañana? -me dijo, antes de irse.
-Sí, claro que sí 
-Hasta mañana…
-Chau.
Y mientras ella se iba alejando en el bus; yo prendía un cigarrillo, y de la mano de mi egoísmo me fui ensimismado a mi paradero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario